Laboral
Población que trabaja por cuenta propia y empleadores van en aumento en Querétaro

Las cifras de trabajadores por cuenta propia y de empleadores registraron los crecimientos más significativos entre los tipos de población ocupada, al presentar alzas de dos dígitos en el último año, exponen los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En el tercer trimestre del 2023, Querétaro reportó 65,627 empleadores que forman parte de la población ocupada, esta cifra experimentó un crecimiento de 39.8% (18,683 más) en relación con los 46,944 contabilizados en el mismo lapso del 2022.
Los trabajadores por cuenta propia ascendieron a 253,918 personas en el tramo julio-septiembre, reflejando un alza de 18.7% (40,016 más) en relación con el año anterior cuando eran 213,902 personas en esas condiciones.
En seguida, el estado acumuló 804,263 trabajadores subordinados y remunerados, incrementando 8.7% (64,708 más) frente a los 739,555 trabajadores de hace un año.
La cifra de trabajadores no remunerados ascendió a 25,450 personas, indicador que experimentó un crecimiento ligero de 1.4% (339 trabajadores) en comparación con los 25,111 del mismo tramo del 2022.
La población ocupada cerró el tercer trimestre del año con un millón 149,258 personas, en este caso el aumento anual fue de 12.1% (123,746 personas) respecto al tercer trimestre del año anterior cuando eran un millón 025,512 personas.
Los trabajadores subordinados y remunerados representaron 70% del total de la población ocupada, después están los trabajadores por cuenta propia que representan 22.1%, los empleadores 5.7% y los trabajadores no remunerados que aportan 2.2 por ciento.
Por género, la incorporación de trabajadores subordinados y remunerados se debió principalmente a la suma de mujeres, pues representaron 97.9% de los 64,708 trabajadores incorporados en ese lapso.
Mientras que, en la suma de empleadores, la mayoría, 88.4% de 18,683, fueron hombres; en los trabajadores por cuenta propia, 65% de 40,016 personas fueron hombres.
De la población que se sumó como trabajadores sin remuneración, la totalidad fueron mujeres y, en este rubro, los hombres reportaron una disminución.
Del total de la población ocupada, al tercer trimestre del año, 57.6% estuvo integrada por hombres y 42.4 por mujeres; en la mayoría de los tipos de población ocupada se observó una brecha de género, con una menor representación de las mujeres.
Del total de trabajadores subordinados y remunerados, 54.7% son hombres y 45.3% mujeres; de los empleadores, 75.8% son hombres y 24.2% son mujeres; de los trabajadores por cuenta propia, 65.3% son hombres y 34.7% son mujeres.
Nada más en el rubro de trabajadores no remunerados, las mujeres son más, al representar 72.1% del total y 27.9% son hombres.
Justicia
Trabajadores del Monte de Piedad llaman a poner fin al conflicto sindical por intereses políticos

Los empleados piden a las autoridades laborales intervenir ante un paro que responde más a cálculos políticos que a causas justas.
El conflicto en el Nacional Monte de Piedad expone las viejas prácticas del sindicalismo corporativo mexicano en la figura del dirigente Arturo Zayún, quien se aferra a privilegios y mecanismos de control que durante décadas impidieron la competencia democrática y bloquearon la libertad sindical dentro de la institución. Consultados sobre su postura respecto al conflicto laboral del Monte, trabajadores afiliados al Sindicato Independiente dijeron no estar de acuerdo con la huelga y rechazaron su apoyo al paro que los ha puesto en indefensión y dificultad económica por la terquedad de quien negocia con la estabilidad de la base laboral. Cabe recordar que hasta hace pocos años, el sindicato tradicional y la administración funcionaban como una sola entidad, bajo un acuerdo tácito en el que la institución otorgaba todo lo que el gremio pedía a cambio de estabilidad. Ese esquema, caracterizado por la falta de transparencia, mantuvo el monopolio sindical y excluyó sistemáticamente a quienes intentaban organizarse de forma independiente, negándoles acceso a recursos, permisos y oportunidades laborales. Fue hasta 2018 cuando la creación del Sindicato Independiente de Trabajadores del Nacional Monte de Piedad rompió con esa dinámica, aunque enfrentó represalias inmediatas. A los trabajadores afiliados al nuevo sindicato se les negaban vacantes, tiempo extra y derechos básicos. Esa discriminación derivó en un conflicto legal de seis años, que concluyó con el reconocimiento del Sindicato Independiente como organización minoritaria con plenos derechos laborales. El sindicato tradicional también controlaba procesos internos clave, como la asignación de vacantes, operando bajo criterios de favoritismo y afinidad personal. Este tipo de prácticas ilegales y arbitrarias permitieron durante años colocar a personas cercanas a la dirigencia, consolidando una red de poder político al interior del Monte de Piedad, en detrimento del mérito, la capacidad y la profesionalización que exige una institución moderna. La actual huelga no defiende los intereses reales de los trabajadores, sino los del liderazgo sindical. Muchos empleados han sido confundidos y manipulados con el discurso de que luchan por recuperar derechos perdidos, cuando en realidad el conflicto gira en torno a la intención del sindicato tradicional de retomar privilegios que ya no tienen cabida en el marco laboral vigente. El movimiento ha derivado en un daño profundo: miles de trabajadores permanecen sin actividad, los usuarios carecen de acceso a los servicios de la institución y una entidad con vocación filantrópica se encuentra paralizada por las ambiciones personales de un liderazgo sindical que se resiste a perder el control. Lejos de representar una causa justa, esta huelga refleja una lucha de poder que ignora el bienestar de los trabajadores y pone en riesgo la estabilidad de una de las instituciones más emblemáticas del país.Laboral
El nuevo rostro del sindicalismo en el Monte

Reconoce TLFAC al Sindicato Independiente como tercer interesado en conflicto.
La comparecencia del Sindicato Independiente de Trabajadores del Nacional Monte de Piedad ante el Tribunal Federal Laboral de Asuntos Colectivos durante las negociaciones para destrabar la huelga podría marcar un antes y un después en la historia reciente del sindicalismo dentro de esa Institución.
Aunque su papel formal es el de tercero interesado, sin facultades para intervenir en la negociación del conflicto, su sola presencia tiene un peso simbólico contundente. Es la prueba viva de que la base trabajadora ya no confía ciegamente en una dirigencia que ha perdido el rumbo y la legitimidad.
El Sindicato Nacional de Empleados y Trabajadores del Nacional Monte de Piedad, encabezado por Arturo Zayún, insiste en mantener una huelga que, lejos de defender los derechos laborales, parece servir únicamente para prolongar una pugna política que ya no representa a nadie.
El desgaste entre los trabajadores es evidente. Muchos recuerdan que los acuerdos firmados en 2024 fueron avalados por la mayoría, votados libremente y respaldados por la autoridad laboral. Sin embargo, la dirigencia optó por desconocerlos, arrastrando nuevamente a la institución y a sus propios agremiados a un escenario de incertidumbre que afecta tanto a empleados como a usuarios.
Lo que ocurre ahora no es una simple disputa interna, sino un cambio en el escenario con la aparición del Sindicato Independiente introduciendo una bocanada de aire fresco en un sistema que llevaba años cerrado sobre sí mismo, dominado por prácticas de opacidad, control y desinformación.
Su participación en las audiencias, aunque limitada a la observación, ha reavivado la esperanza de una representación más auténtica, donde la voz de los trabajadores deje de ser manipulada y empiece a escucharse de verdad.
La huelga promovida por la dirigencia tradicional ya no tiene la fuerza moral ni el respaldo colectivo que presume y cada día que pasa, se revela más como una estrategia de resistencia personal que como una defensa del trabajo digno. En contraste, la postura del Sindicato Independiente representa la posibilidad de transmitir el sentir de los trabajadores que se oponen a la huelga del Monte.
El proceso apenas comienza para el SITNMP pero el mensaje está claro. En el Monte de Piedad, los trabajadores empiezan a levantar la voz para recuperar lo que les pertenece, su derecho a ser representados por quienes verdaderamente los escuche. Y si algo simboliza la presencia del Sindicato Independiente en este momento, es el fin de un monopolio sindical que durante años se creyó intocable.
Laboral
La huelga que nadie sigue: el Monte de Piedad y el desgaste sindical

La huelga que estalló en el Nacional Monte de Piedad, encabezada por el dirigente sindical Arturo Zayún, enfrenta un escenario crítico por el bajo apoyo real de los trabajadores. Aunque la dirigencia presentó el movimiento como una defensa de los derechos laborales, lo cierto es que en las sucursales donde los trabajadores mantienen guardia y entre la base sindicalizada predomina la apatía, el desencanto y la desconfianza hacia el liderazgo que promueve el paro.
Diversos trabajadores consultados reconocen que el ambiente está muy lejos de la unidad. Muchos recuerdan que apenas en 2024 la mayoría de la plantilla votó a favor del Convenio Modificatorio que permitió superar la huelga anterior, avalado además por la autoridad laboral.
Dicho acuerdo fue ratificado en votación libre y secreta, pero ahora la dirigencia de Zayún insiste en desconocerlo, lo que ha generado molestia entre quienes consideran que la actual huelga carece de sentido y atenta contra la estabilidad de sus empleos.
La escasa presencia de trabajadores en las movilizaciones es muestra del desgaste del movimiento. En contraste con huelgas pasadas, hoy no hay grandes concentraciones ni respaldo visible en las calles; la mayoría prefiere mantenerse al margen, preocupados más por el pago de sus salarios, la proximidad del aguinaldo y los bonos de fin de año, que por los intereses personales de la dirigencia sindical.
Los propios trabajadores adheridos al sindicato advierten que la estrategia de Zayún parece más orientada a recuperar privilegios perdidos que a velar por los derechos colectivos. El descontento interno es evidente, pues mientras algunos trabajadores se resignan a la suspensión temporal de actividades, otros buscan alternativas de representación que realmente respondan a sus necesidades como el Sindicato Independiente e incluso la desafiliación.
La huelga, más que una demostración de fuerza, se perfila como el reflejo de un liderazgo debilitado y de una base trabajadora que ha dejado de seguir ciegamente a su dirigente.
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