Laboral
La CROC bajo Isaías González Cuevas: sindicatos convertidos en negocio privado

Durante décadas, el líder nacional de la CROC ha convertido al sindicalismo en un negocio privado, operando a través de amenazas, chantajes y extorsiones a empresas en distintos sectores productivos del país.
La figura de Isaías González Cuevas, líder nacional de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), se ha mantenido vigente no por su capacidad de defender genuinamente los derechos laborales, sino por su habilidad para manipular y utilizar al sindicalismo como un mecanismo de enriquecimiento personal. A lo largo de sus años en el poder, González Cuevas ha perfeccionado una maquinaria de extorsión empresarial, donde las cuotas, los contratos colectivos y la intimidación han sido las armas principales.
Las denuncias acumuladas apuntan a un patrón repetitivo: la amenaza de paros injustificados, la imposición de contratos colectivos de protección y la exigencia de dinero a cambio de “paz laboral”. Desde cadenas hoteleras en Los Cabos y Cancún, hasta empresas de transporte, construcción y manufactura, el modus operandi ha sido el mismo: obligar a las compañías a someterse al control de la CROC bajo la amenaza de bloqueos, huelgas ficticias y campañas de desprestigio.
El caso más representativo se encuentra en el sector turístico. Hoteles de lujo en destinos como Cancún, Playa del Carmen y Los Cabos han sido blanco de la CROC, que bajo las órdenes de González Cuevas, ha extorsionado a gerentes y propietarios con la disyuntiva de entregar dinero o enfrentar movilizaciones violentas disfrazadas de “acciones sindicales”. El resultado ha sido la creación de un sistema paralelo de “derecho de piso sindical”, donde el líder se beneficia mientras los trabajadores reciben migajas.
En la industria de la construcción y el transporte, la historia no es distinta. Empresarios han denunciado que la CROC opera como una estructura criminal que condiciona la operación de obras, rutas y proyectos, imponiendo cuotas ilegales que terminan siendo parte del botín de González Cuevas y su círculo cercano. Todo esto ocurre bajo la fachada de un sindicalismo que, en teoría, debería proteger al obrero, pero que en la práctica se ha convertido en un negocio privado controlado con mano de hierro.
La permanencia de Isaías González Cuevas en la cúpula sindical no es casualidad. Su alianza con gobiernos, partidos políticos y grupos empresariales que prefieren “pagar” antes que enfrentar conflictos laborales, ha consolidado su poder. Hoy, la CROC ya no es una organización de trabajadores: es un feudo al servicio de un líder que ha hecho de la extorsión empresarial su principal fuente de riqueza y de control político.
El sindicalismo en México enfrenta una de sus peores crisis de legitimidad, y nombres como el de Isaías González Cuevas son los responsables directos de que la palabra “sindicato” sea sinónimo de corrupción, chantaje y extorsión.
Laboral
La huelga que nadie sigue: el Monte de Piedad y el desgaste sindical

La huelga que estalló en el Nacional Monte de Piedad, encabezada por el dirigente sindical Arturo Zayún, enfrenta un escenario crítico por el bajo apoyo real de los trabajadores. Aunque la dirigencia presentó el movimiento como una defensa de los derechos laborales, lo cierto es que en las sucursales donde los trabajadores mantienen guardia y entre la base sindicalizada predomina la apatía, el desencanto y la desconfianza hacia el liderazgo que promueve el paro.
Diversos trabajadores consultados reconocen que el ambiente está muy lejos de la unidad. Muchos recuerdan que apenas en 2024 la mayoría de la plantilla votó a favor del Convenio Modificatorio que permitió superar la huelga anterior, avalado además por la autoridad laboral.
Dicho acuerdo fue ratificado en votación libre y secreta, pero ahora la dirigencia de Zayún insiste en desconocerlo, lo que ha generado molestia entre quienes consideran que la actual huelga carece de sentido y atenta contra la estabilidad de sus empleos.
La escasa presencia de trabajadores en las movilizaciones es muestra del desgaste del movimiento. En contraste con huelgas pasadas, hoy no hay grandes concentraciones ni respaldo visible en las calles; la mayoría prefiere mantenerse al margen, preocupados más por el pago de sus salarios, la proximidad del aguinaldo y los bonos de fin de año, que por los intereses personales de la dirigencia sindical.
Los propios trabajadores adheridos al sindicato advierten que la estrategia de Zayún parece más orientada a recuperar privilegios perdidos que a velar por los derechos colectivos. El descontento interno es evidente, pues mientras algunos trabajadores se resignan a la suspensión temporal de actividades, otros buscan alternativas de representación que realmente respondan a sus necesidades como el Sindicato Independiente e incluso la desafiliación.
La huelga, más que una demostración de fuerza, se perfila como el reflejo de un liderazgo debilitado y de una base trabajadora que ha dejado de seguir ciegamente a su dirigente.
Empresas
No pongas tu esfuerzo en riesgo, esto es lo que no te dicen sobre COCEM

En cada jornada laboral, los trabajadores queretanos ponen de pie a la industria y a la economía local. Su esfuerzo se traduce en crecimiento, en inversión y en oportunidades para la región. Pero ese mismo esfuerzo debe ser protegido, y una de las herramientas más importantes para lograrlo son los sindicatos. Sin embargo, no todos los sindicatos cumplen con lo que prometen. El caso de COCEM es un claro ejemplo de lo que ocurre cuando una organización opera sin transparencia ni compromiso real con los trabajadores.
Un sindicato auténtico se distingue porque no tiene nada que ocultar. Muestra con orgullo en qué invierte cada cuota, rinde cuentas periódicamente y toma decisiones con la participación de todos sus agremiados. La transparencia no solo es una obligación, es la manera de demostrar respeto hacia quienes sostienen al sindicato con su dinero y su confianza.
Cuando una organización sindical, como COCEM, se niega a entregar comprobantes de gastos, evita rendir informes claros o reduce las decisiones a un pequeño grupo, está cometiendo un abuso contra los trabajadores. La opacidad es señal de que los recursos no se están utilizando en beneficio colectivo, sino en intereses particulares.
Cada cuota sindical representa el esfuerzo de horas trabajadas, de sacrificios personales y familiares. Que ese dinero termine en manos de líderes que jamás rinden cuentas significa traicionar la confianza del trabajador. Además, la falta de transparencia no solo afecta al presente: compromete el futuro laboral, porque debilita la capacidad del sindicato para negociar de manera legítima frente a las empresas.
Un sindicato que opera en la sombra nunca podrá defender de manera sólida a sus agremiados, porque carece de la legitimidad necesaria para plantarse con firmeza en una mesa de negociación.
Otro punto preocupante es la ausencia de procesos democráticos reales. En COCEM, las elecciones no reflejan la voluntad de la mayoría: se manejan desde arriba, se limitan las candidaturas y se controla el resultado. Eso convierte a la organización en un club cerrado, en lugar de una herramienta de representación.
Un sindicato sin democracia interna nunca podrá ser un aliado para los trabajadores. La verdadera representación solo se construye cuando todos tienen voz y voto, y cuando las decisiones se toman en colectivo, no en lo oscuro.
Laboral
COCEM en la mira: El sindicato que amenaza la estabilidad laboral en Querétaro

En el corazón de Querétaro, una tierra de prosperidad y trabajo duro, se ha encendido una señal de alarma que los trabajadores no pueden ignorar. El sindicato Confederación de Obreros y Campesinos de la Esperanza (COCEM), una organización que se supone debe ser el escudo de sus agremiados, se ha convertido en una sombra de opacidad y sospecha. Su modelo de operación, basado en la falta de transparencia, la distribución de puestos entre allegados y el uso indebido de las cuotas, no solo es una traición a sus miembros, sino una amenaza directa a la estabilidad de sus familias y al futuro de la región.
Tu salario no es un cheque en blanco. Cada peso que te descuentan para la cuota sindical es el fruto de tu esfuerzo, tu tiempo lejos de casa y tu dedicación. Se supone que ese dinero debe ser tu salvavidas: un fondo para emergencias, un capital para defender tus derechos en caso de despido injustificado o un respaldo para negociar mejoras en tus condiciones laborales. . Sin embargo, la falta de transparencia de COCEM deja una pregunta perturbadora en el aire: ¿dónde está ese dinero?
Cuando un sindicato se niega a mostrar sus reportes de gastos, cuando sus estados financieros son un secreto bien guardado, la única conclusión posible es que algo se está ocultando. La «caja chica» de los líderes sindicales, financiada con tu sudor, socava la esencia misma de lo que debería ser una organización obrera. ¿Qué pasaría si necesitas apoyo legal y el sindicato «no tiene fondos»? ¿Cómo te sentirías si el dinero para una huelga vital se ha gastado en lujos y caprichos de unos pocos? La opacidad de COCEM no es un error, es un riesgo calculado que te expone a ti y a los tuyos.
La repartición de puestos solo entre allegados, una práctica alarmantemente común en el seno de COCEM, es un síntoma de una enfermedad más profunda. Un sindicato que premia la lealtad personal sobre la capacidad y la honestidad no puede representar genuinamente a sus miembros. Este círculo de nepotismo excluye a las voces críticas y a los trabajadores con ideas frescas, sofocando la posibilidad de una verdadera democracia interna.
Querétaro merece sindicatos que sean pilares de la justicia y la equidad, no nidos de corrupción. No permitas que COCEM siga enriqueciéndose a tu costa.
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